No llegaron las cámaras, ni los periodistas y la revisión del Atlético Mensajeros de la Paz se realizó con tranquilidad. Casi una docena de futbolistas de edad media de 25 años, fuertes, sanos, válidos para esa gran oportunidad de la Federación Catalana de Fútbol Sala.
Van a competir con la licencia que la Federación les brinda y algunos sin los papeles que regulan la situación administrativa. Muy diferente a la situación de vuelos intercontinentales, con fichajes millonarios y papeles arreglados con celeridad. No parece justo que no llegue también a todos ellos los papeles.
En el acto de presentación se reivindica el juego limpio y la victoria que supone estar en la línea de salida con la camiseta naranja y un entrenador que no puede ser despedido porque no tiene contrato.
El deporte es maravilloso. Une, habla el mismo lenguaje tras el balón, la bola, la marca, la competición. Pero duelen todas esas cosas que desunen y desigualan.