21-23 de octubre: Socidrogalcohol, Barcelona

Del 21 al 23 de octubre de 2021 ha tenido lugar en Barcelona el Congreso de Socidrogalcohol. Interesante por los temas que se aportan y por el debate que genera.

Al abarcar las diferentes dependencias sin excepción, supone un amplio marco que intenta comprender el papel de cada una de estas dependencias en la sociedad.

Facilita esta comprensión, la conferencia de los doctores Antoni Gual i Joan Colom (1) sobre la evolución en los últimos 50 años, en la que se citan diversas sustancias y su abordaje y circunstancias en los diferentes momentos.

Dentro del Área temática: Reducción de daños, heroína y hepatitis se planteó una mesa redonda en torno a repensar la reducción de daños (2)
(1)  3rd International Congress Socidroalcohol. 22-10-2021 – 12:00 – 13:00 – Sala 1 (Barcelona). Evolución del tratamiento de las adicciones en el último medio siglo. Lecciones aprendidas y perspectivas de futuro.

Joan Colom Farran – Subdirector general de Drogodependencias de Catalunya y Director del programa PCAVIHV (Prevención, Control y Atención al VIH, las ITS y las Hepatitis Víricas). Barcelona, Spain. Antoni Gual i Solé – Emeritus Researcher. Grup Recerca Addiccions Clínic (GRAC). Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS). Hospital Clínic. Barcelona, Spain

(2)  3rd International Congress Socidroalcohol. 22-10-2021 16:00 – 17:30 – Sala 2 (Berlín + Estocolmo). Mesa Redonda 8.

M8 – REPENSANDO LA REDUCCIÓN DE DAÑOS

Moderador: Juan Carlos Rivera Aullol – Médico. Experto en Adicciones. Unidad de Alcoholismo Hospitalaria del Centro Sociosanitario de Plasencia. Presidente Autonómico de Socidrogalcohol Extremadura. Extremadura, Spain.

Miquel Casas – Catedrático de Psiquiatría Emérito. Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal. Facultad de Medicina. Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona, Spain. Programas de dispensación de heroína en tiempos de Covid.

Teresa de Gispert – Subdirección General de Drogodependencias (SGD)- Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT). Barcelona, Spain. 30 años del Programa de Intercambio de Jeringuillas: evolución y retos actuales

Carlos Roncero – Jefe de Servicio de Psiquiatría. Profesor Titular de Psiquiatría. Instituto de Biomedicina de Salamanca, Universidad de Salamanca. Salamanca, Spain. Abuso de “Pain killers”, ¿la epidemia que tendremos?

UN MÓN SENSE PRESONS

https://www.eltemps.cat/article/11147/contra-la-preso

Un món sense presons és possible amb veus d’experts

EL DRAMA DE LOS NIÑOS DE LA CALLE

“No quiero que mi madre sepa que duermo en la calle de Barcelona”

Los ‘niños de Montjuïc’ dejan los campamentos de la montaña y ya duermen abiertamente en la calle en Ciutat Vella

Hace dos meses que no habla con su madre, que vive en Larache (Marruecos). Es madre soltera, y fue ella quien le pagó el viaje en patera cuando tenía 14 años para que estudiara en España. No la contacta, no porque no sepa cómo hacerlo, sino porque no quiere. “No quiero que me vea así, no quiero que sepa que duermo en las calles de Barcelona”.

Se llama Achraf. Ahora, a sus 16 años, tiene la cara y el cuerpo lleno de cortes y cicatrices. Una, le cruza toda la mejilla. Conserva unos ojos azules preciosos, abiertos como platos, y los rizos rebeldes se le esconden debajo de un sombrero de paja.

Él es uno de los niños que duermen en un parque del Raval. Junto a un amigo que dice tener 15 años, se esconden del calor en una tienda de campaña. Otros tres yacen en un colchón, al lado. Uno se cae, y sigue durmiendo en el suelo. Achraf dice que tienen 15 años y que son “los nuevos”. “Se escaparon de un centro de Madrid y vinieron a Barcelona”. El sexto, el más bajito, ronca encima de otro colchón, un poco más lejos, descalzo. “Es el pequeño, tiene 12 años“, dice Achraf.

Explica que el grupo no está al completo: “normalmente somos 13”, y hace un gesto con la mano como diciendo ‘más o menos’. No son los únicos. En un callejón cercano a la plaza de Catalunya fueron avistados más menores según publicó el digital ‘El Caso’ el jueves pasado. Y unos trabajadores de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona aseguran a este diario que hay algunos más en otros parques de Ciutat Vella.

Achraf era uno de los tantos menores que pasaban el día en las calles de Barcelona y la noche en Montjuïc. Hoy, el campamento está desierto. “Hay muchos mayores que viven en la montaña: venían, nos robaban… y decidimos irnos”, explica él. Su última noche la recuerda porque era el fin del Ramadán, el 3 de junio.

¿Estás bien aquí, no preferirías ir a un centro? “Ya he estado en uno, Estrep (Manresa), pero me quisieron llevar a otro y me escapé”. Pasaba a finales del 2018. Le dijeron que se lo llevaban a Can Rubió, en Esparreguera (Baix Llobregat), y se negó. “La calle no me gusta, pero si no vuelvo a Estrep no me iré a ningún otro sitio”, exclama.

La calle no le gusta, pero “es lo que hay”. Cuando salió de este centro de Manresa estuvo callejeando hasta que la policía lo detuvo e ingresó varios meses en un centro de Justicia Juvenil. Hace un par de meses que salió en libertad, y sigue en la calle. Niega que haya robado, y menos aún haber usado ningún tipo de arma.

Al cabo de una hora, accede a hablar de los cortes que tiene en los brazos, cara y piernas. “Algunos me los he hecho yo”, dice cabizbajo. Otros, “las peleas”. En este parque, conviven con unas 30 personas que viven de la chatarra, y al menos este domingo, una pareja se inyectaba heroína justo delante de ellos. “Este sitio es un desmadre, no nos gusta venir aquí”, dicen los trabajadores de Parques y Jardines.

¿Y tú, tomas drogas? La primera vez es un no. Al rato, uno de los niños se fuma un canuto de marihuana y Achraf se pide un calo. “Fumo un poco de hachís”. Y más tarde añade, “un domingo ya no vas a encontrar nada de cola por aquí, ayer tomé para reír un rato”. Así pasan los días, y los sueños de vida próspera se van deshaciendo, si no lo han hecho ya.

Achraf es uno de los nombres que hay en un listado compartido por la Conselleria d’Afers Socials y los educadores de la calle del Ayuntamiento de Barcelona. Se desconocen cifras oficiales aunque algunas fuentes lo sitúan entre 50 o 70. Tratan de convencerlos poco a poco de que su sitio no es la calle, sino la escuela. Está previsto que se incorporen psicólogos y psiquiatras en este equipo callejero. El ‘modus policial’ de detenerlos y meterlos en el centro no funciona, porque a las horas se vuelven a escapar. De momento, esta calurosa tarde de domingo, Achraf tiene claro que seguirá en la calle. Se coge una toalla y se va para la playa.

https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20190707/no-quiero-mi-madre-sepa-que-duermo-en-la-calle-de-barcelona-7543404

Un menor duerme en un parque de Barcelona, el viernes 5 de junio por la mañana.

La iglesia de Santa Anna, refugio de los niños de la calle

https://www.elperiodico.com/es/barcelona/20190708/iglesia-santa-anna-barcelona-menas-ninos-sin-hogar-7544568

Ayer, antes de ayer y hoy. La iglesia de Santa Anna, en el barrio Gòtic de Barcelona, lleva semanas viendo como jóvenes magrebís, algunos mayores de edad, otros menores, piden cobijo en su templo. Lo confirma el párroco, Peio Sánchez, que alerta del deterioro psicológico en el que estan sumidos. “A algunos les están prostituyendo”, alerta el sacerdote.

Hace ya dos inviernos que la iglesia de Santa Anna se ha convertido en un hospital de campaña que acoge a personas sin hogar. Con unas camillas de madera unen los bancos y montan medio centenar de camas, además de servir desayunos. Dentro del templo se puede dormir de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Pero en los últimos meses la iglesia ve cómo llega una nueva tipología de personas sin techo: niños magrebís, algunos mayores de edad, que malviven en las calles de Ciutat Vella.

“Hay alrededor de unos 75 jóvenes magrebís que viene habitualmente“, explica el rector Sánchez. Representan el 30% de las 250 personas que, al día, pasan por el templo a descansar. “Por la noche el ayuntamiento no nos deja abrir, pero ellos vienen por la mañana a descansar igualmente”, lamenta Sánchez. Este es un hospital de campaña como existen en San Francisco, en Roma o en Madrid.

La diferencia aquí es la presencia de los jóvenes. “Esto solo ha hecho que empezar”, avisa. Dice el párroco que los Mossos d’Esquadra les comentaron que en los próximos tres meses 1.000 menores tutelados magrebís, sin familia, van a cumplir la mayoría de edad y tienen todos los números de acabar en la calle.

Cerebro deteriorado

“Estan deteriorados, física y mentalmente” señala el párroco, que pide un abordaje de emergencia para los chicos. “Muchos toman drogas, están realmente muy agobiados y lo pasan muy mal”, explica. Los menores, se escapan de los centros. Y los mayores, son expulsados de ellos al cumplir los 18 años, como publicó recientemente este diario. De hecho hace cuatro semanas el centro decidió contactar con un educador social, Adrià Padrosa. Antes, trabajaba en los centros de acogida de los migrantes.

“A mí me han hecho llevar con furgoneta a los que cumplían la mayoría de edad a la otra punta de la ciudad para que no supieran volver”, afirma. Dejó ese trabajo. Ahora trata de vincular a los menores a los centros de protección. “Si llamamos a los Mossos a los dos días se vuelven a escapar, si llamamos a los educadores de la calle cuando vienen quizá los niños ya no están, son muy pocos”, asegura Padrosa.

Carne para las mafias

Una realidad que constatan es que los jóvenes cometen delitos. Y preguntando, se han dado cuenta, dicen, de que en Barcelona hay mafias de crimen organizado que les extorsionan. “A cambio de robar tantos móviles al día les dan hachís, ropa cara..“. Luego se la ponen y suben las fotos a las redes. En Marruecos, huelen la vida de éxito. Explican que han visto mapas del distrito donde cada grupo tiene definida su área de actuación. Otros, dicen, “han hecho algún servicio de prostitución masculina“, señala el cura. “Algunos nos lo dicen, otros lo ves tu mismo”, añade el educador. Y hay otro oficio a desempeñar, captar clientes para las prostitutas.

“Las mafias se aprovechan de estos niños para hacer dinero sin ensuciarse las manos”, clama Sánchez, que pide una intervención social seria. Constata que han aumentado los palos que dan los chavales alrededor de la zona. Hace un par de semanas, junto a la monja Vicky Molins se reunieron con el secrerario de protección social de la Generalitat, Francesc Iglesias. “Nos dijo que ahora, su trabajo, es convencer a los políticos de que estamos en una emergencia, como si tubieramos un huracán”.

Este lunes por la mañana, a las 12 del mediodía, una decena de personas seguía durmiendo en el templo, con música sacra de fondo. Al menos unos seis eran jóvenes magrebís. Al salir, algunos tomaban un vaso de leche y un trozo de bizcocho facilitado por los voluntarios. Otros, en una plaza cercana, preferían inhalar pegamento usando bolsas de plástico.

Uno de ellos era el pequeño Ousama. Dice que ha vivido en Francia, Holanda y ahora ha regresado en Barcelona. Tiene un corte profundo en la muñeca, parece que va cicatrizando. Con la mirada ya perdida, explica que en una pelea, le quisieron cortar la mano. No tiene más de 13 años. Se esconde la bolsa con la cola en el bolsillo, y se va.

Niños durmiendo en los jardines de Barcelona. ¿Cómo es posible?

Menors al carrer/Menores en nuestras calles

Según la Organización de Naciones Unidas, un menor no acompañado es una persona de menos de 18 años que se encuentra separada de sus padres y no está bajo el cuidado de ningún adulto que por ley o costumbre esté a su cargo.

Los medios de comunicación frecuentemente nos muestran imágenes de menores intentando llegar a nuestro país. Realizan auténticas proezas, corriendo enormes riesgos. Pero una vez han llegado a nuestras ciudades, las dificultades continúan.

Si no tienen otros vínculos, pasan a ser tutelados por las administraciones públicas.

A la rebeldía de estos jóvenes, cambios de hábitos, relación con la publicidad y consumo, cabe añadir los problemas al hallarse sin familiares y con pocos recursos económicos.

No es fácil esta tutela por parte de las instituciones. Lo que exige que estén a cargo de estos menores excelentes profesionales, motivados, con recursos.

En nuestras calles encontramos grupos de estos jóvenes. Algunos menores que se ausentan de sus centros y lugares de formación y otros que ya han cumplido los 18 años y han de abandonar los lugares específicos para menores.

El fracaso de nuestra asistencia a estos niños que han abandonado sus países para acudir al nuestro es precisamente su presencia en las calles. Son nuestros hijos, nuestro futuro en nuestros países o en sus lugares de origen si conseguimos que retornen con una buena formación.

A menudo nos encontramos con críticas del vecindario a su merodear sin objetivo y a faltas o hurtos. Hemos de asumir nuestras propias críticas. Qué irónico superar peligros y penalidades en su viaje a nosotros para acabar en nuestras cárceles. Qué ironía. Qué futuros les estamos ofreciendo.

Se hace necesaria una relectura, un análisis de esta asistencia a estos menores, adultos jóvenes, cuyo objetivo no tiene que ser otro que conseguir ciudadanos responsables y bien preparados.

 

 

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