Quizás no sabemos lo que sabemos, pero lo hemos aprendido juntos. Porque lo que no salía en los libros lo hemos aprendido observando y ojalá que a fuerza de escuchar.
Había que comer y apareció el restaurante. Había que supervisar el consumo, dar intimidad y palabras y oídos y apareció la terraza. Como dice una de las más preclaras personalidades del entorno de la atención a personas en situación socialmente deprimida, la sala, la terraza más intima del mejor restaurante. Espacio para confesiones entrada la noche o cuando el tiempo parece que no cuenta.
Cuando hay hambre siempre es el mejor restaurante. Han aparecido dispositivos muy interesantes. Espacios para mujeres, albergues para consumidores, mayor atención al consumo fuamdo, acompañar, jugar, compartir la calle.
Pero, aún falta. Y por ello, estas reflexiones de las personas y del grupo, sobre apoyar y ponderar el castigo, la atención integral, más psicología y menos pastillas, recuperar a las personas para del mercado ilegal para el espacio social, sanitario, para la atención individualizada.
Por eso, estos apuntes desgranados, al paso de la actualidad y de la imperiosidad de los acontecimientos. Apuntes para quienes quieren saber más de las drogodependencias, a partir de otros compañeros que han intentado saber escuchar.