La sarna en la punta del iceberg

Pocas enfermedades tienen connotaciones tan peyorativas como la sarna. Provoca reacciones de alarma, miedo y alejamiento, seguramente heredadas de tiempos pasados, que evocan intenso picor, importantes molestias, prolongadas si no se atajan y que se transmiten a través del contacto intenso.
La sarna está producida por un insecto, un ácaro, Sarcoptes scabiei. El picor es grave y generalmente de predominio nocturno. Resulta de una reacción de hipersensibilidad al ácaro, las heces y los huevos (1) y se manifiesta como una erupción de intenso picor en los dedos, zonas interdigitales, muñecas, axilas, areolas mamarias y genitales. La parte posterior del cuerpo está relativamente libre de complicaciones y la cabeza libre, excepto en niños muy pequeños.
La sarna con costra, forma menos común relacionado con inmunidad reducida, se asocia a mayor cantidad de ácaros, con escamas gruesas, costras y fisuras (1).
Aunque puede afectar a personas de cualquier edad y estado socioeconómico (1), es más frecuentes en situaciones hacinamiento, junto a dificultades para cambiar la ropa personal y de cama y acceder a duchas. Los ácaros pueden sobrevivir de un huésped durante 24 a 36 horas.
El abordaje sanitario es sencillo y conocido por lo que algunas personas afectadas de sarna de larga evolución pueden no haber contactado con el sistema sanitario, por desconocimiento, falta de cobertura sanitaria, dificultad para comunicarse. Además de las normas de higiene aludidas se propone tratamiento local
Por este motivo, la demanda de atención por sarna puede facilitar el contacto con personas que no han recurrido anteriormente al sistema de salud.
El tratamiento habitual es una crema de permetrina al 5% que se ha de aplicar cuidadosamente desde el cuello hasta los pies, dejándolo de 8 a 14 horas y después ducharse. Aunque no se ha comprobado su necesidad, puede ser prudente repetir el tratamiento al cabo de una semana. La permetrina suele ser el tratamiento preferido para mujeres embarazadas y lactantes.
En algunos casos en que se considere que no se va a poder hacer bien el tratamiento se puede utilizar tratamiento oral con ivermectina habitualmente 1 comprimido, que se repetirá al cabo de 1 semana.

Se puede plantear tratar a los miembros del hogar y los contactos cercanos incluso si no hay síntomas, para evitar un ciclo repetitivo de infección.

Aunque la sarna se propaga con menos frecuencia a partir de la ropa o las sábanas de una persona infectada, es prudente lavar o aislar cualquier ropa personal o de cama que la persona haya tocado dentro de los tres días anteriores tratamiento. Por lo general, no es necesario lavar otros artículos. Puede optarse por colocarlos en bolsas de plástico durante al menos tres días o lavar a máquina.