Si bien contar con un lugar donde residir y especialmente dormir es una necesidad básica universal, se hace más evidente y necesaria cuando llega el frío. Surgen programas paliativos y, a menudo, la argumentación de que personas que se hallan en la calle no quieren acogerse a ellos. Con la reflexión del grado de adecuación de los servicios, si se prefiere continuar en la calle que acudir a ellos.
Intimidad, dignidad, autonomía, comodidad son aspectos necesarios para brindar alojamiento.
Nos piden mantas, sacos de dormir, pero no, no es suficiente. Pidamos camas.