Si le piden dinero por la calle, dé. Es alto el riesgo de pasar hambre, en la actualidad en nuestras ciudades. Pero facilite, también, conseguir el carnet de biblioteca.
En el recomendable libro “El manifiesto de los cuidados. La política de la interdependencia” se cita el importante papel de las bibliotecas como espacios públicos compartidos.
Sin DNI se puede estar a cubierto, frente a la lluvia, frío y calor consultar revistas, periódicos y libros. Compartir estancias con personas de diversa procedencia, socializar. Hablar de cosas bien diferentes de las conversaciones de la calle, en el suelo o en un escalón.
Con DNI se puede acceder a préstamos de material y a ordenadores. En la calle hay que garantizar el acceso a móviles y ordenadores. Móviles para contactar y ser contactado, huír del silencio en medio de la ciudad, que se recuerden citas y visitas y pedir ayuda ante el peligro o la desesperación.
Ordenadores, acceso a internet puede facilitar trámites, buscar una habitación, una dirección, un familiar y adentrarse en la alfabetización informática.
En las bibliotecas se realizan muchas actividades y el personal sensibilizado, con certeza podrá plantear sesiones al alcance de personas que están en la calle. Son puertas a la cultura, a los sueños, a la evasión.