Trinidad Labanca, especialista en Salud Transgénero y cirugía de afirmación sexual
Buenos Aires
Las personas transgénero pueden optar por realizar procesos de afirmación/ confirmación sexual basándose en sus propias necesidades corporales; dichos procesos son conocidos como “transición”. La extensión de la transición es muy variable: algunas personas pueden no transitar en absoluto; para otrxs la transición social es suficiente, utilizado técnicas como el “truqueo” – para las mujeres trans- (lo que hace referencia a la introducción de ambos testículos dentro del canal inguinal, resultando en muchas oportunidades doloroso e incluso poniendo en riesgo la vasculatura testicular), o el “binding” -para los hombres trans- (que consiste en técnicas diversas para ocultar los pechos, resultando en opresiones torácicas, dolores extremos e incluso compromiso de la piel del tórax); otrxs pacientes pueden requerir tratamiento hormonal y/o tratamiento quirúrgico para masculinizar o feminizar sus cuerpos.
Cirugías para feminizar los cuerpos
Mujeres trans
Si nos referimos a los tratamientos quirúrgicos, las opciones para feminizar los cuerpos para las mujeres trans incluyen: feminización facial –utilizando técnicas quirúrgicas como el avance de la línea capilar, el borramiento de los arcos supraciliares, o la colocación de prótesis mentonianas para avanzar y afinar el mentón-; la feminización corporal -utilizando técnicas como la lipoescultura y el transplante de tejido graso-; la mastoplastia de aumento –utilizando prótesis mamarias-: y la tiroplastia –técnica quirúrgica que consiste en el limado del cartílago tiroides, con la finalidad de disminuir su protuberancia, coloquialmente conocida como la “Nuez de Adán”–.
La cirugía de afirmación sexual genital para mujeres trans se denomina vaginoplastia, y consiste en la labración de un canal vaginal que permita relaciones sexuales, reposicionamiento del meato uretral, clitorolabioplastia, y la eliminación de estructuras anatómicas como los testículos y el falo. En la vaginoplastia por inversión peneana, se utiliza la piel del pene desepitelizado para cubrir el canal vaginal, el clítoris es reconstruido con una porción del glande, los labios menores con el prepucio, y los labios mayores con piel del escroto. Otras técnicas de vaginoplastia descriptas en la bibliografía pueden incluir la interposición de un asa intestinal de recto-sigma para cubrir el canal vaginal. Cualquiera sea la técnica quirúrgica empleada para una vaginoplastia, luego de la misma se requerirán lavados y dilataciones vaginales periódicas con la finalidad de mantener un calibre y longitud vaginal que posibilite la cópula.
En contrapartida, algunas mujeres trans buscarán recrear una estética vulvar femenina en apariencia, sin tener deseo de penetración vaginal ya que no utilizan la vagina como órgano sexual. Para aquellas mujeres, considerando las potenciales complicaciones que entraña la creación de un canal vaginal localizado entre la vejiga y el recto, y sumado a la implicancia respecto a dilataciones vaginales diarias y periódicas en el postoperatorio luego de una vaginoplastia, se puede ofrecer una vulvoplastia. La vulvoplastia es la cirugía mediante la cual se recrea una vulva femenina, con el clítoris, labios menores y labios mayores, y se adecúa la uretra en un tamaño y localización femenina. Dicha técnica quirúrgica no habilitará a la paciente a mantener relaciones sexuales vaginales ya que no se realiza un canal vaginal. La elección de una u otra técnica es indiscutiblemente elección de la paciente, y se regirá según sus propias expectativas y deseos, sin desestimar la imposibilidad de penetraciones vaginales luego de la segunda. La diversidad sexual en todas sus formas es tan extensa que no deberíamos considerar la heterosexualidad con relaciones sexuales frontales como norma.
Cirugías para masculinizar los cuerpos
Hombres Trans
En el caso de los varones trans, las cirugías más comúnmente demandadas son la masculinización facial –utilizando técnicas quirúrgicas que impliquen la colocación de prótesis maxilares y/o mentonianas-; la masculinización torácica -la cual consiste en la reconstrucción torácica mediante una mastectomía bilateral, la remoción de exceso de piel, y la relocalización de complejo areola pezón en un sitio anatómico masculino (idealmente a 1 cm por encima del borde inferior del músculo pectoral mayor, y a 2-3 cm interno a la línea imaginaria axilar anterior)-.
Si nos referimos específicamente a la cirugía de afirmación sexual genital, la faloplastia y la metaidoioplastia, son las opciones para los hombres trans. La faloplastia consiste en la creación de un falo utilizando injertos o colgajos de tejidos aledaños. El colgajo libre radial es la técnica de elección para las faloplastias, donde se utiliza la piel y la grasa del antebrazo para recrear un falo con una uretra cutánea “técnica descripta como tubo dentro de tubo”, y se anastomosan los vasos y nervios del colgajo radial a la vasculatura e inervación de la zona genital. El resultado final será un falo estéticamente masculino, pero sin posibilidad de erección. Para su erección se requerirá la colocación de prótesis peneanas. Últimamente, se comercializan con frecuencia prótesis peneanas específicamente diseñadas para hombres trans. A su vez, en un tiempo posterior, se pueden colocar prótesis testiculares, confeccionado con la piel de los labios mayores, una bolsa escrotal que pueda albergarlos. Por último, es de importancia recalcar que la prolongación de la uretra femenina con una uretra cutánea (realizada con piel de antebrazo con la técnica descripta de “tubo dentro de tubo”), no está excenta de complicaciones, dentro de las cuales la fístula es la más prevalente y casi condición luego de tal procedimiento.
En cuanto a la metoidoioplastia, la misma es una cirugía que busca elongar el clítoris – previamente aumentado de tamaño por acción de la testosterona y estimulado con cremas locales y/o succión- mediante la sección de su ligamento suspensorio. La metaidoioplastia requiere, además, la elongación de la uretra femenina, utilizando tejido de labios menores y/o mucosa bucal para tal fin. Engendra generalmente menor gravedad de complicaciones si la comparamos con la faloplastia, pero el resultado final será el de un micropene con escasa a nula capacidad penetrativa. Se pueden, en segundo tiempo, colocar prótesis testiculares previa labración de bolsa escrotal utilizando el tejido de los labios mayores como bolsa escrotal.
Siguiendo la lógica de pensamiento que prima la autonomía corporal y contempla la diversidad sexual y corporal, la elección de una u otra técnica quirúrgica es indiscutiblemente elección del paciente, entendiendo que ambas son técnicas complejas, no exentas de complicaciones incluso -en manos muy entrenadas-, y que si se opta por la metaidoioplastia, el paciente no tendrá posibilidad de penetrar una vagina estándar (aproximadamente 7-15 cm). Por contrapartida, si el paciente solicita una faloplastia, debe ser conocedor de sus costos en términos económicos (ya que las cirugías y sus prótesis son caras); de sus potenciales complicaciones -como lo son la posibilidad de pérdida del injerto (necrosis del falo), fístulas uretrales o cutáneas, entre otras; y de sus principales limitaciones, como lo son la necesidad de diferentes tiempos quirúrgicos para colocar prótesis peneanas y/o testiculares, y la nueva sexualidad que será resultado de estimulación directa de prótesis especialmente diseñadas para penetrar.
Conclusión
El amplio abanico que incluye la diversidad poblacional contempla un sinfín de variantes corporales anatómicas, físicas, sociales (de rol) y sexuales.
Que la heterosexualidad monogámica y con determinadas prácticas sexuales tradicionales sea lo estadísticamente más frecuente en la población mundial, ha dado pábula a la idea de que es lo “normal”. Sin embargo, en los últimos años estos conceptos tradicionales y errados han ido tomando forma de retrógrados y discriminativos, apareciendo nuevas sexualidades, nuevas corporalidades y nuevas prácticas sexuales que han puesto en tiembla dichas creencias populares, sumadas a las voces del activismo que bogan por los derechos y recursos de las personas LGTBIQA+ alrededor del mundo.
La necesidad imperiosa de no juzgar ni criminalizar y contemplar la totalidad de las corporalidades, considerando a la diversidad sexual y corporal en el marco de los principios de autonomía, justicia social, de beneficencia y de no maleficencia, ha dado lugar al crecimiento de cirugías de modificación corporal demandadas por lxs pacientxs. Es de esperar que las técnicas evolucionen, incluso, a contemplar la posibilidad de recrear, en unx mismx paciente, ambas anatomías sexuales. ¿ Quiénes somos los médicos para juzgar/autorizar dichas prácticas quirúrgicas?